LA JUSTICIA
Me
maltratan los amos de la Historia ,
aunque deje
su fama transparente,
pues no dan
el laurel para el sirviente
que les
limpia los trapos de su gloria.
Mi modesta
labor es meritoria.
Cenicienta
y fregona, mas, decente,
lavo y
tiendo la culpa de la gente,
pero un
lavar ensucia mi memoria.
Tuve en
Tiempos del Gólgota, lejanos,
un asunto
trivial con dos ladrones.
Hasta hoy
no descubro las razones
de ese
lavar que ensangrentó mis manos.
Mi función
es fallar. Algunas veces,
por obra
del error, fallé con creces.
En Sonetos de ley y trampa y otras poesías.
Guillermo Ouviña
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